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Submarinos de la clase "ISAAC PERAL"

NOMBRENUMERALPUESTA DE QUILLABOTADURAALTA EN LA ARMADABAJA EN LA ARMADA
ISAAC PERALS-81 2º semestre 2006 22-04-2021  
NARCISO MONTURIOLS-82 4º trimestre 2007   
COSME GARCÍAS-83    
MATEO GARCIA DE LOS REYESS-84    

CARACTERISTICAS

PROYECTO S-80

La apuesta de la Armada Española para el futuro de su fuerza submarina son los submarinos de la clase S-80.

Este programa nace ante la necesidad de la Marina de hacer frente a la sustitución de los buques que componían, y algunos siguen componiendo, su flotilla de submarinos. Se tomó la decisión de recurrir a la industria nacional para el diseño y construcción de un buque tecnológicamente avanzado en su concepción, propulsión y sistemas.

El S-80 responde a un empeño tanto de la Armada Española como, en su momento, de la E. N. Bazán de que la siguiente generación de submarinos, después de la serie 70, se siguiera construyendo en astilleros nacionales respondiendo a un diseño nuevo y avanzado, también realizado en España, aunque para ello se tuviera que contar con un socio tecnológico extranjero.

Con la evolución del programa, en los años 90, se pasó al concepto de diseñar el submarino oceánico “más avanzado” posible y con propulsión no nuclear. Se respondía así a los requerimientos de la Armada y a al interés comercial de Navantia de disponer de un submarino que le permitiera irrumpir en el mercado con un producto novedoso, con ventajas tecnológicas sobre los de los competidores, por el que pudieran interesarse diversas marinas.

Esta evolución del concepto del S-80 lo aproxima a una repetición de la filosofía que llevó a las F-100 y que tan buen resultado ha dado.

En un momento dado se tomó la decisión de contar con dos socios tecnológicos, uno para la plataforma y otro para el sistema de combate. Pero este concepto ha evolucionado con el paso de los años y con los requerimientos del programa.

Se ha mantenido el criterio de un único socio tecnológico para el sistema de combate, máxime cuando el redireccionamiento de la concepción del programa S-80 en los años 90, del que ya se ha hablado, abría el paso a una colaboración óptima con Lockheed-Martín, empresa que además aportaba una amplia experiencia en submarinos nucleares, sensores sofisticados (sonares), y con la que además existe una >excelente relación, tanto con Navantia – Faba como con la Armada, lo que permite incorporar el sistema de combate del submarino al concepto evolutivo del SCOMBA.

En lo relativo a la plataforma los cambios producidos han sido más sustanciales. Se renunció al socio tecnológico único, quizá porque se aspiraba a construir un submarino de diseño radicalmente diferente, y se recurre a la contratación de múltiples suministradores especializados, excelentes cada uno en su campo.

El S-80 es un puzzle integrado por Navantia utilizando los mejores elementos disponibles en el mercado. Para la preparación de este trabajo se ha realizado una detallada revisión de toda la documentación disponible. Además se han utilizado informaciones obtenidas en las visitas realizadas al Astillero de Cartagena y en las entrevistas mantenidas con responsables de Navantia y de la Armada.

ASPECTOS GENERALES

Como ya es sabido Navantia está construyendo en el astillero de Cartagena cuatro submarinos que forman la clase S-80 para la Armada Española.

Estos buques van a componer la fuerza submarina española en la primera mitad del siglo XXI.

Las características del S-80 permitirán a la Armada Española disponer de unos buques con:

  • Gran radio de acción, posibilitando operar en zonas alejadas con velocidad de tránsito relativamente elevada.
  • Sistema de propulsión anaerobio (AIP: Air Independent Propulsion) que asegura la permanencia en zona de operaciones en inmersión, por tanto de una forma discreta, durante largos períodos.
  • Coeficiente de indiscreción muy bajo, evitando el ruido propio producido por efectos hidrodinámicos, del casco, de los equipos y maquinaria instalados en el interior.
  • Implica firmas electromagnética, electrostática, acústica, radar e infrarroja reducidas para minimizar las posibilidades de detección por parte de las fuerzas antisubmarinas enemigas.
  • Sistema de combate de última generación.
  • Posibilidad de proyección del poder naval sobre tierra.
  • Capacidad de transporte y despliegue de un grupo de guerra naval especial para incursiones contra la costa.

Por su concepción los S-80 están muy por delante de los submarinos de propulsión diesel-eléctrica de las últimas generaciones. Son buques diseñados desde el comienzo a la medida de las necesidades de la Armada Española.

Submarinos oceánicos de tonelaje medio con capacidad de realizar misiones de larga duración en escenarios alejados de su base, actuando con un nivel de indiscreción mínimo.

Por las características de su propulsión anaerobia se sitúan por delante de otros submarinos AIP.

Sus condiciones tácticas están garantizadas por un sistema de combate muy avanzado.

Contarán con un sistema integrado de control de plataforma que permita la operación con una dotación reducida y un elevado grado de automatismos con control remoto.

Vistas en conjunto las características de esta clase de buques les sitúan en un nivel intermedio entre los sumergibles clásicos y los de propulsión nuclear, con un gran salto en calidad y prestaciones en relación con los submarinos que actualmente dispone la Armada.

En los últimos cuarenta años la flota submarina española ha contado con los cuatro buques de la clase Delfín (S-60), ya dados de baja, e igual número de sumergibles del tipo Galerna (S-70) que todavía están activos. Todos ellos eran submarinos clásicos de diseño francés construidos en nuestro país, siempre en Cartagena, con licencia de la empresa estatal francesa DCNS. Así, desde que la Armada y la entonces E. N. Bazán iniciaron, en los años 50 del siglo pasado, el diseño y construcción en España de las series de pequeños submarinos (clases S-40 Foca y S-50 Tiburón) nuestro país no había llevado a cabo el desarrollo de ningún submarino de combate, aunque en los últimos años Navantia ha colaborado con DCNS en el desarrollo y construcción, dentro del Consorcio “Scorpène” de submarinos para las marinas de Chile y Malasia.

En consecuencia el programa S-80 implica una importante apuesta para la Armada Española y un desafío para la industria de construcción naval española liderada, en este proyecto, por Navantia.

Ventajas del S-80 sobre otros submarinos anaerobios frente a los últimos submarinos construidos por Navantia, los citados Scorpène para Chile y Malasia producidos en colaboración con DCNSS, los S-80 presentan varias diferencias importantes.

La más llamativa es la propulsión AIP (Air Independent Propulsion), con reformador de bioetanol y pila de combustible.

Un segundo aspecto es la concepción táctica que implica el tamaño del buque y los sistemas que incorpora.

Así, en algunas fuentes, se considera a los “Scorpène” como buenos buques destinados a países en desarrollo con capacidad de operación relativamente baja en espacios oceánicos abiertos.

Se puede afirmar que los S-80 pertenecen a una generación de buques posterior y superior a los Scorpène.

De forma general, frente a los buques dotados con sistemas AIP las ventajas del S-80 residen en la tecnología de propulsión que utiliza.

De forma general se puede decir que las ventajas del S-80, en lo referente a su propulsión específica, residen en:

  • No dependencia del hidrógeno puesto que puede generarlo con el reformador de bioetanol.
  • Utilización de bioetanol como combustible, con las características de estabilidad físico-química, facilidad de manejo, transporte y almacenamiento en depósitos.
  • Eficiencia de la pila de combustible, que se ha desarrollado específicamente, por su elevada capacidad de producción de energía y por admitir hidrógeno que no tenga el 100% de pureza.
  • Con respecto al sistema anaerobio más extendido hasta el momento, el desarrollado por el astillero alemán HDW (Howaldtswerke – Deutsche Werft GmbH, perteneciente al grupo Thyssen Krupp) en colaboración con Siemens, hay que añadir otros tres aspectos diferenciales de relevancia:
  • En el sistema alemán el almacenamiento del hidrógeno se realiza mediante hidruros metálicos que presentan un peso muy elevado. Esto implica una disminución de la reserva de peso y espacio para otros elementos del buque (Sistemas de armas, etc.).
  • La recarga del hidrógeno en los hidruros es un proceso relativamente caro y que implica un proceso complejo que tan solo puede ser realizado en factorías especializadas.
  • Las pilas de combustible utilizadas. De acuerdo con los datos disponibles, las manufacturadas por UTC Power para el S-80 ofrecen mejores prestaciones que las de Siemens. Estas últimas han dado en las pruebas realizadas en EE.UU 20 Kw más de lo que se había contratado, un 7 % más de energía. Esto implica mayor potencia para las máquinas y en consecuencia mayor velocidad con el AIP.

Por parte de Navantia se estima que la propulsión anaerobia desarrollada para estos buques -reformador de bioetanol y pila de combustible- presenta notables ventajas sobre los sistemas desarrollados por otros astilleros: motores Stirling, Mesma, tecnología de hidruros metálicos, etc.

Según fuentes de Navantia se prevé que pueda alcanzar bastantes más días en inmersión que los 20 declarados oficialmente. Se considera que el limite puede estar más en la capacidad de la dotación de trabajar en inmersión que en la autonomía otorgada por el reformador de bioetanol.

CRONOLOGÍA DEL PROYECTO

En el desarrollo del S-80 se pueden distinguir tres épocas distintas. Entre 1982 y 1991 se realizaron un conjunto de estudios preliminares conducentes a una determinación del buque que se consideraba necesario.
En una segunda época, entre 1997 y 2003, se llevaron a cabo los estudios dirigidos a la
definición del programa.
La tercera época va desde 2004 hasta 2016 y comprende el diseño funcional y la construcción de los cuatro primeros buques de la serie.

ESTUDIOS PRELIMINARES (De 1982 a 1991)

Entre 1982 y 1984, la Armada y Bazán trabajaron con la Dirección Técnica de Construcciones Navales (DTCN-DCN) francesa en el denominado “Proyecto Bipartito”, en el que se esbozó un submarino muy
silencioso, de unas 2.400 toneladas de desplazamiento en superficie, 76 metros de eslora, gran
autonomía, capacidad de disparo de torpedos y misiles tácticos y una dotación reducida (35 hombres)
gracias a una alta automatización. Los estudios de viabilidad debían estar listos en 1985, pero el
proyecto se abandonó antes por vicisitudes no bien explicadas.

Como referencia temporal el S-74 Tramontana, último de la clase anterior (S-70, Galerna), fue entregado a la Armada Española en enero de 1986.

En el año 1988 se comenzó a trabajar en un programa de I+D de la Secretaría de Estado del Defensa (Ministerio de Defensa) dedicado a llevar a cabo los estudios de previabilidad de una nueva clase de la primavera de 1990 se realizó la evaluación de las cuatro opciones industriales que se habían desarrollado en colaboración con empresas extranjeras. Como posibles socios tecnológicos para el desarrollo del nuevo submarino español se seleccionaron las siguientes empresas:

• Vickers. (Gran Bretaña) Entre 1986 y 1991 este país construyó sus últimos submarinos de
propulsión convencional, cuatro buques que formaban la clase Upholder.
• Consorcio Alemán de Submarinos (Alemania). El principal diseñador y constructor de submarinos convencionales en los países occidentales. Además de los famosos submarinos de las distintas variantes de la Clase 209, habían construido la clase Ula (1987-1990), formada por seis buques, para la marina de Noruega.
• Pronav (Francia). Empresa creada por DCN y Thompson para promover diseños para la sustitución de los submarinos del tipo Daphne vendidos a terceros países (África del Sur, Paquistán, Portugal y España). DCNS empezaba a plantearse la construcción de un nuevo submarino para la exportación que se acabó convirtiendo en el Scorpène.
• Holanda. En colaboración con la empresa de ingeniería RDM, la actual Nevesbu. Este país había construido dos submarinos de la clase Hai Lung (1982-1988) para Taiwan y estaba construyendo cuatro buques de la clase Walrus para su marina (1979-1994).

No se contempló ninguna opción con EE.UU por considerar que su industria no construía submarinos convencionales y no podía aportar soluciones válidas en ese campo.

En los estudios de previabililidad se vio claramente la necesidad de separar el proyecto de la plataforma de los temas referentes al sistema de combate.

Ello conducía a contar con dos socios tecnológicos, uno para la plataforma y otro para el sistema de combate. Aunque no ha quedado una referencia tan clara como en el caso de la plataforma los datos indican que en esos momentos se manejó una lista de potenciales socios tecnológicos, tres o cuatro, para el sistema de combate.

Los conceptos tácticos y estratégicos que se manejaban en esta etapa predefinían un buque que se asemejaban bastante a lo que actualmente es el S-80. Las mayores diferencias con el inicio del programa residían en lo referente a la propulsión, que se planteaba absolutamente convencional, dieseleléctrica aunque con baterías muy mejoradas en las anteriores clases de buques. También es cierto que una de las posibilidades que se estuvo estudiando para la propulsión, y con mucho interés por parte de la Armada, fue la relativa a la construcción de submarinos de dotados de un reactor nuclear de baja potencia (AMPS), lo que se definía como un reactor nuclear light.

Las razones que condujeron a la eliminación de esta alternativa fueron el coste económico y la impopularidad de este tipo de energía que conllevaba un todavía mayor coste: el político.

El Plan Alta Mar de la Armada Española (Objetivo de Fuerza Conjunta del PEC90), definido en 1990, preveía el comienzo de la construcción de los submarinos a partir de 1999.

En 1991 se produce un fuerte parón en el proyecto. Se unían problemas económicos (los propios “dividendos” de la paz)y la consideración de que con la desaparición del enfrentamiento entre los “bloques”, el Muro de Berlín cayó en Noviembre de 1989, el peligro submarino soviético había desaparecido y no se sabía cuál iba a ser el papel de ese tipo de buques en el nuevo escenario que se avecinaba.

El proyecto no se retomó, y con un cierto brío, hasta el año 1997.

DEFINICIÓN DEL PROGRAMA.(De 1997 a 2003)

El cambio de gobierno en 1996 determina una reactivación importante en los programas militares, se invierte la radical tendencia del PSOE al recorte de los presupuestos de defensa.

En lo naval se puede citar como ejemplo, a partir de 1996, el importante avance en la construcción de las fragatas de la clase F-100.

Dirigida a la definición conceptual del nuevo submarino que precisaba la Armada esta etapa se desarrolló entre 1997 y 2003 siguiendo la metodología PAPS (Phased Armament Programing System) que se compone de cinco fases:

– Evaluación de la necesidad operativa.

– Previabilidad.
– Viabilidad.
– Definición del Proyecto.
– Construcción.

Los trabajos se realizaron conjuntamente entre la Dirección de Construcciones Navales de la Armada y la oficina de diseño del Astillero de Cartagena de Navantia.

En el segundo trimestre de 1997 se reinicia el programa S-80 con el comienzo de la Fase Conceptual del proyecto.

Como consecuencia en noviembre de 1997 se ha realizado ya la concepción preliminar del submarino que se recoge en el documento “Concepto Preliminar de Objetivo de Estado Mayor” (ONST).

El Estudio de Viabilidad se lleva a cabo a lo largo de 1998 y termina la fase con la obtención de Requisitos Operativos (NSR) que fueron fue aprobados por el AJEMA en octubre de 1998.

Durante el año 1999 comienzan los trabajos relativos a la Definición del Proyecto (I+D) del submarino.

En el primer semestre del 2000 se disponía ya del “Proyecto Básico del Buque”. En octubre de 2.001 el avance de los trabajos alumbraba el “Proyecto del Buque” cuyo resultado era el diseño de un submarino de propulsión diesel-eléctrica para efectuar misiones convencionales.

A partir del mes de julio de 2001, y dentro de un conjunto de Estudios Adicionales, se actualizan los requisitos operativos (NSR) de los nuevos submarinos adaptándolos a los nuevos escenarios y exigencias con que se encontraba la Armada Se incluyeron en los requisitos el sistema de propulsión anaerobio (AIP) y la capacidad de ataque a tierra.

Como consecuencia de los resultados de los estudios adicionales se llevó a cabo la Revisión del Proyecto, con el fin de incluir en el diseño los nuevos requisitos de la Armada. A lo largo del año 2003 se desarrolló la documentación precisa para la fase de desarrollo y construcción entre la que cabe destacarlos siguientes:

– “Especificaciones Técnicas del Proyecto”.
– “Planos de Contrato”.
– “Presupuesto del Programa”.

La Orden de Ejecución (OE) de los cuatro primeros buques de la serie, último hito de esta etapa, se firmó en marzo de 2004 y a partir de ese momento comienza la construcción.

PROYECTO FUNCIONAL Y CONSTRUCCIÓN. (De 2004 a 2016)

En el Gráfico se muestra el cronograma del conjunto del programa S-80, desde la aprobación de la orden de ejecución (OE) en marzo de 2004 hasta la entrega del último de los cuatro buques. Igualmente indica la situación prevista del proyecto en los primeros días de mayo de 2009 (línea vertical roja discontinúa), cuando fue realizado el diagrama de barras.

Hay que señalar que las fechas incluidas en el cuadro son las previstas por la Armada.

La aprobación del programa para la construcción de los cuatro submarinos se llevó a cabo en los primeros días de enero de 2004, y en la actualidad ya han comenzado las obras de todos los buques encargados por la Armada Española, encontrándose con distinto grado de avance.

La duración total del programa S-80 desde el comienzo del proyecto funcional de los buques (enero de 2004) hasta la entrega del cuarto buque de la serie (1er trimestre de 2016) es de 12,25 años.

El desarrollo del proyecto funcional de los submarinos tenía una duración prevista de 6 años, del enero de 2004 a diciembre de 2009.

La construcción de los cuatro submarinos se planteaba en un intervalo temporal de 10 años, desde el 2º trimestre de 2006 al 1º trimestre de 2016.

El plazo de construcción previsto para cada submarino es de 69 meses seguidos de un periodo de pruebas de 24 meses para el prototipo y de 15 meses para los restantes buques de la serie. Con ello los plazos totales son de 89 meses (S-81) y 84 meses(S-82 a S-84). Los datos se reflejan en la Tabla 1.

La empresa Navantia mantiene a grandes rasgos el cumplimiento de las fechas globales del programa S-80 expuestas en el gráfico anterior, con las previsiones de fechas que se recogen en la Tabla 2. Hay que añadir la clarificación de que, según datos de Navantia, existe un retraso en el programa, previéndose la botadura del S-81 a mediados de 2012. Esta demora se espera que pueda absorberse en buena parte acortando el plazo previsto para las pruebas de mar, que se considera de duración excesiva de acuerdo con la experiencia adquirida en la construcción de los submarinos del tipo Scorpène. Aún así la entrega del S-81 a la Armada puede retrasarse al primer trimestre de 2014.

Respecto a lo expuesto en relación con las fechas hay que comentar que, en algunos cronogramas con
planificaciones iniciales, el comienzo de la construcción del S-81 se preveía en el año 2005 y la entrega a la Armada en 2012. En el año 2008 se hicieron públicos algunos cambios en la planificación, apareciendo 2013 como nueva fecha de entrega del primer submarino de la serie. Igualmente indica la situación prevista del proyecto en los primeros días de mayo de 2009 (línea vertical roja discontinúa), cuando fue realizado el diagrama de barras.

La situación del programa en febrero de 2010, cuando se estaba redactando este trabajo, se puede resumir en que ya estaban construidas las cinco secciones del casco resistente del S-81 y tres del S-82, avanzándose con las dos restantes de ese buque. Respecto a los otros dos buques se están construyendo los anillos del casco resistente.

Incidiendo en la situación del cabeza de serie puede citarse que, según declaraciones del Director del Astillero de Cartagena, en mayo de 2009 el grado de avance de la construcción era del 12 por cien. Según los datos aportados por el gerente del programa S-80 durante una visita al astillero en enero de 2010 el grado de avance de la construcción del S-81 alcanzaba el 35 por 100. En junio del 2010 el director del astillero ha declarado ala prensa local que los grados de avance de la construcción eran del 30 por 100 para el S-81, del 15 para el S-82, 5 por 100 para el S-83 y “muy poco” para el último buque de la serie.

En dicha visita pudimos ver que se está trabajando en las estructuras interiores de las secciones y que se están montando bloques o módulos prefabricados del interior en construcción, algunos de ellos con un grado de avance muy elevado. En el momento en que se vayan instalando bloques en el interior del casco cabe esperar que la construcción pueda parecer avanzar más rápidamente.

Por otra parte se va a comenzar a instalar en la Nave de Yates del Varadero de Galeras la sección 3ª del casco resistente del S-81 que contiene la propulsión anaerobia, con todos los equipos y componentes. Sobre ella se desarrollaran todas las pruebas necesarias para garantizar el correcto funcionamiento antes de integrarla en el conjunto del casco. Se prevé que los ensayos puedan comenzar a finales de 2011. Un prototipo del reformador de bioetanol ya se ha experimentado, con resultados positivos, en las cercanas instalaciones de Abengoa en Escombreras.

MISIONES.

Los submarinos de la clase S-80 están proyectados para realizar misiones de tipo muy diverso. Están en
primer lugar los cometidos que se pueden considerar como clásicos de este tipo de buques:

• Guerra antisubmarina. Desde la época de la guerra fría el submarino se convirtió en un arma imprescindible en operaciones contra buques similares.
• Guerra antisuperficie. Contra buques de guerra o contra el tráfico marítimo.
• Protección de una fuerza naval propia o de una fuerza antisubmarina durante las operaciones de desembarco, impidiendo la actuación de fuerzas de superficie o submarinas enemigas.
• Protección de una fuerza desembarcada.
• Minado ofensivo. Actuando en inmersión en las áreas de navegación y puntos de paso obligados del tráfico mercante enemigo o de sus fuerzas navales.
• Adiestramiento de fuerzas de superficie, aviones y helicópteros en guerra antisubmarina.

Otro Importante grupo de misiones son las referentes a las operaciones de inteligencia. Las características de actuación en inmersión de esta clase de submarinos, actuando cerca de la costa, permiten afirmar que son una plataforma ideal para la obtención de informaciones y datos relevantes para los intereses políticos, militares o económicos españoles.

También, en la misma línea, son muy interesantes las posibilidades que ofrecen estos buques en el contexto de operaciones de vigilancia I&W (Indications and warning). Se recogen bajo estas siglas un conjunto de técnicas utilizadas para predecir acontecimientos críticos o agresiones por parte de un enemigo potencial. Se basan en la obtención de informaciones de la creación de bases de datos de acontecimientos significativos y el análisis de tendencias e históricos de acontecimientos. Este tipo de misiones de carácter preventivo, en las que el submarino es una de las plataformas de obtención de datos, son fundamentales tanto en acciones militares como en aquellas otras que están dirigidas contra el terrorismo internacional.

Frente a otros buques similares, desde el comienzo de su diseño se ha contemplado la utilización de estos submarinos en operaciones de transporte de personal de unidades de Guerra Naval Especial para la realización de misiones ofensivas, de despliegue o de información, en costas o instalaciones portuarias no amigas. Los buques disponen de espacios para el alojamiento de la unidad, la estiba de sus equipos y armas, y los medios para su puesta en acción. El sistema de combate del S-80, y los tipos de armas que puede embarcar, permiten añadir a la relación anterior otro grupo de misiones relativas a la proyección del poder naval sobre tierra. Dotados con misiles de crucero estos buques se convierten en un importante vector de ataque a tierra y en un elemento de disuasión fundamental.

CARACTERÍSTICAS DEL S-80.

Dentro de las clasificaciones utilizadas habitualmente estos buques pertenecen al grupo de los SSK-AIP,
es decir submarinos de ataque convencionales dotados de propulsión anaerobia. Destinados a actuar en
aguas abiertas contra buques de superficie o contra otros submarinos, con posibilidad de operar en las cercanías de la costa y, si finalmente se autoriza a la Armada la adquisición de un misil de crucero, también con posibilidad de actuación contra tierra.

Respecto a su estructura es monocasco, el casco resistente es simultáneamente el exterior excepto en
las zonas de proa y popa que son estructuras diferentes con diseños específicos. Buque con diseño modular, con posibilidad de cambios importantes en las secciones que lo constituyen en función de los requerimientos de futuros usuarios. Sus formas externas están optimizadas para generar una baja imagen sonora.

Dotado de un sistema de control de plataforma que permite un alto grado de automatización y la operación con una dotación reducida esto también permite la posibilidad de transporte de una pequeña unidad de Guerra Naval Especial, Unidad de Operaciones Especiales o Buceadores de Combate, para incursiones contra objetivos costeros. Con capacidad de operar con el submarino en inmersión a través de una esclusa.

Los cuatro buques se están construyendo por Navantia en las instalaciones del Astillero de Cartagena, con los numerales S-81 a S-84, sin que de momento se haya realizado la asignación de los nombres que deben portar cada uno.